Pal es un pueblo pequeño que muchos conocemos, al menos de nombre, pero en muchos aspectos se mantiene secreto, como si fuera introvertido y tuviera la orgullosa voluntad de guardar su escondida personalidad.
Aquí parece que el tiempo se ha parado y que el pueblo sea una parte más de la montaña. Se ha olvidado la existencia misma del núcleo antiguo y se ha ido construyendo al lado sin preocuparse del lugar o de las numerosas vidas que allí han transcurrido.
El itinerario de Pal es una ruta guiada que dura aproximadamente una hora y que se puede reservar para grupos especiales y colectivos.
A lo largo de sus 6 paradas se irán descubriendo algunos aspectos característicos de los pueblos antiguos de Andorra que aún hoy se pueden apreciar en Pal, haciendo de este sitio una especie de reserva de memoria que ha quedado atrapada entre sus piedras y calles.
Las visitas se pueden reservar escribiendo un correo electrónico a reservesmuseus@govern.ad.
Elementos del itinerario
Pal es un pueblo pequeño que en muchos aspectos se mantiene en secreto. Si hacemos el esfuerzo de escuchar lo que las piedras antiguas nos quieren decir, podremos seguir un relato que pensábamos desaparecido y dejar que nos expliquen el presente.
En un pasado no tan lejano Pal era bastante más relevante que hoy, puesto que en muchos aspectos rivalizaba con pueblos más grandes hoy en día, como la Massana, y desde las épocas antediluvianas fue uno de los principales accesos al país.
Los movimientos, de personas, de bienes, de ganado, de Andorra hacia el exterior y del exterior hacia Andorra, han caracterizado durante mucho tiempo a Pal y le han dado una personalidad que hoy es difícil de imaginar. Pal ha tenido una vida extremadamente ligada a la del otro lado del Port de Cabús y ha sido un referente, un faro en los Pirineos andorranos.
El pasado de Pal y su relación con los territorios vecinos se encarna en Setúria, el lugar por donde Andorra creció.
Leyenda de la lucha de Setúria
La frontera actual de Andorra no siempre ha estado en este lugar. De hecho, hace muchos siglos los pastores de Pal y los de Os de Civís se peleaban por los derechos de los pastos de Setúria. Ambas partes se quejaban, más que nada, porque nadie podía confirmarles quien tenía derecho a pastar ahí.
Un día se decidió que se escogerían dos hombres, uno de cada pueblo, para luchar: la Coma de Setúria sería para el vencedor.
El día de la lucha, los dos contrincantes se arrojaron uno encima del otro. El andorrano, más rápido y ágil, escapó de los potentes golpes de su adversario y empezó a correr con el objetivo de cansar al campeón de Os. Corriendo y cambiando de dirección durante horas, éste acabó agotado.
El nativo de Pal, un hombre enjuto, compensó su falta de fuerza física por una gran astucia y, finalmente, derribó al adversario y le mantuvo inmóvil en el suelo hasta que el árbitro lo declaró vencedor.
Desde entonces los andorranos pastan en la Coma de Setúria y, por eso, cada año a finales de junio los pastores suben el ganado después de ser bendecido por el cura de la Massana, guardando el lugar de la famosa batalla para las futuras generaciones.
El porche de la iglesia de Sant Climent de Pal era donde la población podía reunirse y conversar de todos los temas que interesaban a las comunidades rurales y de campesinos, además era el único edificio lo suficientemente grande para acogerlas y era de todas.
Sin embargo, este porche que vemos hoy en día no pertenece a la iglesia románica. De hecho, de todas las iglesias románicas de Andorra ésta es quizás una de las menos románicas, pero a la vez la que más musetra el paso del tiempo, los cambios de moda y de estilos arquitectónicos.
La primera referencia que encontramos del edificio es del siglo XIV (1312) aunque es probable que sea más antigua. Su tipología nos permite remontarnos al siglo XII o XI.
De esa época quedan pocos elementos: el muro sur, el porche es del siglo XX y es obra de Cèsar Martinell que lo hizo imitando elementos característicos del arte románico, por ejemplo, los arcos de medio punto o los dientes de sierra; entre los siglos XVI y XVII se modifica el ábside semicircular por uno cuadrangular y se construyó la sacristía adyacente. Sin embargo, se guardaron elementos simbólicos como la apertura/ventana en el este. El este es la dirección hacia Jerusalén, y también es el lugar por donde el edificio recibe la primera luz de la mañana.
Al pie de la nave se ve claramente la ampliación hacia el norte. Si se tiene la oportunidad de visitar la iglesia por dentro, en verano, se podrá apreciar que la capilla y la sacristía son añadidas. En el muro oeste es donde se trasladó la puerta de entrada a partir del siglo XVII que se tapió en los años 60 y se volvió a abrir donde estaba en el edificio original en el muro sur.
El campanario es el elemento arquitectónico románico que se ha mantenido más inmutable desde su construcción. Vemos unas ventanas geminadas muy estilizadas y en el último piso, unas ventanas geminadas dobles. Las ventanas de los dos últimos pisos están enmarcadas con arcuaciones ciegas. Éste es el único ejemplo con ventanas geminadas dobles en Andorra.
Ahora estamos frente a una casa que es, quizás, la más destacable del pueblo.
Si miramos rápidamente la casa, podemos ver que se trata de una arquitectura vernácula. Con tres niveles y planta cuadrangular, se incluye en la tradición arquitectónica de las casas pudientes de los Pirineos. Pero lo que más destaca es su color blanco inmaculado que aún conserva que era propio de casi todas las construcciones hasta el siglo XX.
Su rehabilitación formó parte de un proyecto de plan de protección del pueblo de 1997, con el que se inventarió los edificios, se hizo una valoración histórico-artística y se estableció la prohibición de modificar el terreno natural.
Pero una casa no son sólo piedras, mortero, enlucido y vigas.
La casa es el lugar "donde hacemos fuego y comemos pan", pero también es la totalidad de las propiedades y tierras, así como el grupo humano presente y pasado.
La principal preocupación para todas las familias a lo largo del tiempo ha sido preservar el patrimonio y transmitirlo en su totalidad.
De hecho, para proteger dicha casa contra el riesgo de dilapidación se impusieron unas normas especiales, como la indisponibilidad de los bienes ancestrales o la venta de tierras con la posibilidad de recuperarlas. Este sistema sacrificaba los intereses de los hijos segundos que originalmente no se podían llevar nada, pero a partir del final de la edad media se les reconoció el derecho a la legítima.
Este sistema ha permitido la regulación del nivel demográfico en relación a los recursos. Aquí llegamos a un punto muy importante para entender la casa del pasado. Todo se trata de adaptarse, por lo que el edificio (físico) todavía se mantiene. La familia rural, como la andorrana, siempre se adaptará al suelo que cultiva y explota. Además, es un grupo fluido, extenso, abierto y elástico que se adaptaba en función de las necesidades. Sus miembros, como los materiales de casa Nicolau, son elementos autónomos pero esenciales que aseguran su conservación.
La necesidad de lavar la ropa va ligada a la vida cotidiana. Es en el siglo XVI cuando se empezaron a construir los primeros lavaderos y, para proteger el recurso del agua, se aplicaban unas normas para asegurar su calidad.
Por el contrario de lo que se suele pensar, en el lavadero se hacía sólo el último paso del proceso de limpieza.
Antes de llevar la ropa al lavadero se calentaba con agua con jabón o cenizas en casa para desinfectarla y no ensuciar el agua del lavadero. Después, se llevaba al lavadero donde se acababa de sacar todo lo que podía quedar del proceso anterior, lo que pedía un esfuerzo físico considerable, ya que aparte de la posición incómoda, la ropa debía golpearse con una pala de lavar. El objetivo de este paso era blanquear, aclarar la ropa, con jabón.
El lavadero, sin embargo, es mucho más que eso, es uno de loes elementos básicos de la vida social. En el lavadero, se encontraban todas las mujeres del pueblo. Era una oportunidad para socializar y de alguna forma pensar, hablar, reír o divertirse, que compensaba el esfuerzo requerido para el lavado.
Desde el lavadero podemos observar otra actividad relacionada con el agua.
En Andorra la agricultura siempre ha estado limitada por la importancia de la ganadería. En el momento de su máxima extensión, la agricultura nunca ha representado más del 4% de las tierras. Ante estos problemas se han construido las terrazas para ganar tierra a la montaña y asegurar la alimentación de la familia o la casa.
Esto sólo pasaba para quien tenían tierras. En caso contrario, había las boïgues, que permitían, con una contrapartida económica, utilizar, limpiar y ocupar las tierras parroquiales.
Una fuente tiene varias funciones: emana agua, es un elemento indispensable para la vida, facilita el acceso al agua a los habitantes… Además era el elemento central en la organización social de un pueblo y también tenía una función de salubridad: limitaban el riesgo de cólera (siglo XIX) u otras enfermedades que podían originarse en un punto de agua sucia.
No se sabe desde cuándo esta fuente en el pueblo de Pal, pero para la memoria de sus habitantes, siempre ha estado ahí.
La utilización del agua siempre ha seguido una jerarquía inmutable:
- En primer lugar, era para el consumo humano y de los animales.
- En segundo lugar, era para limpiar.
- En tercer lugar, era para regar.
Situémonos en el en el siglo XIV, momento en que tenemos las primeras constancias escritas de la representación de andorranos fuera del país que pactaban acuerdos con los señores vecinos. De esa época nace la jerarquía institucional que todavía conocemos. Una organización vertebrada con el objetivo de abarcar todas las capas de la sociedad y del territorio. Como principal institución había el Consell de la Terra, seguido por el Comú y cerraba la jerarquía el Quart.
Ésta última organización es la del pueblo. No tenemos muchos datos sobre sus inicios. Suponemos que eran reuniones en lugares comunitarios donde se trataban los distintos asuntos del pueblo o de la comunidad vecinal. El porqué del nacimiento de estas representaciones fueron las dificultades comunicativas y las decisiones puramente locales.
Los Quarts de la Massana són:
- La Aldosa
- Anyós
- Pal
- Arinsal
- Sispony
- Erts
Y un último muy curioso. Es el Quart mitger, el cual estaba formado por tres casas de la Aldosa y tres de Anyós, pero que también formaban parte de su propio Quart.
Además, la situación es distinta según las parroquias. Encamp no tiene Quart, pero las principales familias de la parroquia tenían representantes en el Comú. En Canillo hay vecindarios, equivalentes a Quarts. En Ordino y Sant Julià de Lòria también tienen Quarts.
¿Qué prerrogativas tenían y tienen los Quarts?
Disponían de rebaixants, los prados propios del Quart, y de bosques, así como de tasas diversas y de representantes en el Comú. Además, aunque forman parte del Comú, también tienen cierta autonomía. Es una organización local con poderes de decisión que afectan a su ámbito directo y con representantes en la entidad mayor.
El de Pal tiene una historia peculiar en comparación con los demás. Sirvió de escuela durante un tiempo en la primera mitad del siglo XX.