Esta ruta tiene por objetivo dar a conocer las particularidades de Engordany. Escaldes y Engordany son dos poblaciones de la séptima parroquia de Andorra, ubicadas en el valle central, en el cruce de los ríos Valira de Oriente, Valira del Norte y Gran Valira. Actualmente, Escaldes y Engordany configuran una única aglomeración urbana, pero en su origen eran dos núcleos separados y diferenciados. Engordany tiene un conjunto de características propias y es más antigua que Escaldes: se han hallado restos arqueológicos de los siglos II y I a.C. en el yacimiento de l’Antuix. Hasta principios de siglo XX, Engordany tenía más población que Escaldes. Tradicionalmente, Engordany ha sido la zona de la parroquia dedicada a la agricultura y a la ganadería, a diferencia de Escaldes, cuya actividad económica estaba relacionada con la explotación del agua termal. Engordany fue el escenario del pesebre viviente en los años 1950 y ha conservado algunos vestigios del pasado reciente de nuestro país vinculados a las actividades agropecuarias.
Elementos del itinerario
La Casa Mateu, de la plaza de Engordany, destaca por la verticalidad de su construcción y sus múltiples aperturas; todo ello producto de intervenciones recientes.
La casa es la base de la estructura social y económica: no se trata únicamente de la estructura arquitectónica, sino también de sus miembros y del patrimonio asociado a la familia. Existen casas más y menos fuertes. Los focs son las casas fuertes que contribuyen al pago de la quèstia (antiguo tributo pagado anualmente a los copríncipes), participan en las administraciones y tienen un sistema hereditario para evitar la dispersión del patrimonio familiar basado en la figura del hereu o la pubilla, que lo heredaba todo, salvo la parte de la legítima destinada a los hijos cabalers (no herederos).
En la iglesia de Sant Jaume d’Engordany se halla el yacimiento arqueológico de l’Antuix. La primera construcción religiosa de este lugar fue un cenobio medieval vinculado a Sant Serni de Tavèrnoles, y que progresivamente hizo las funciones de iglesia para los vecinos de Engordany. Este templo se fue degradando por la falta de uso hasta los años 1950. Más adelante se construyó un templo contemporáneo, con la voluntad del arquitecto de recordar los elementos arquitectónicos medievales.
Cal Coté nos permite observar el uso de otro material importante en la arquitectura: la madera. De pino o abeto, este material era utilizado para construir las vigas de los pisos y de toda la estructura de la cubierta. También se utilizaba para los suelos, los tabiques y las cubiertas. Vista su importancia, la obtención y la explotación de la madera de los bosques estaban reguladas por las administraciones.
La madera enmarca las aperturas de la fachada, más pequeñas en las fachadas no soleadas y más grandes en la fachada principal, en las partes mejor orientadas hacia la luz y el calor del sol.
También es el material de las musicadures, unas decoraciones milenarias hechas sobre madera. Sus orígenes se remontan al arte de los pastores, que con una única herramienta elaboraban estas figuras. Actualmente han sido recuperadas y difundidas gracias al artesano Sergi Mas.
El Rec d’Engordany es una estructura hidráulica para abastecer de agua a las explotaciones agrícolas de Engordany. Actualmente transcurre bajo tierra por culpa de la presión urbanística. La sociedad de regantes se constituyó en el siglo XIX, pese a que la acequia (“rec” en catalán) es anterior. El Rec d’Engordany es una estructura hidráulica para abastecer de agua a las explotaciones agrícolas de Engordany. Actualmente transcurre bajo tierra por culpa de la presión urbanística. La sociedad de regantes se constituyó en el siglo XIX, pese a que la acequia (“rec” en catalán) es anterior.
Los huertos del Sucarana son el escenario natural del pesebre viviente de Esteve Albert en los años 1950, una representación teatralizada del nacimiento de Jesús que constaba con la participación de los habitantes de Escaldes. El pesebre viviente, más conocido como el pesebre del Duralex, fue una de las primeras iniciativas turísticas del país y recientemente ha sido recuperada por el Comú de Escaldes-Engordany.
La plaza de Engordany, como muchas otras del país, era el centro neurálgico de la vida, de conversaciones, chismorreos y celebraciones, sobre todo en verano. En la plaza de Engordany se encuentra Cal Cabó; esta casa está enlucida, como las construcciones de montaña de los campesinos con cierto nivel económico, que eran de piedra con una capa de enlucido para favorecer el aislamiento térmico.
Casa Bicari dispone de un porche en la planta baja que acoge un lavadero público (“safareig” en catalán), un lugar para lavar la ropa y a la vez de reunión social femenina, de donde proviene la expresión fer safareig (cotillear). Para lavar la ropa, se utilizaba jabón hecho a partir de sosa cáustica, aceites o grasas y agua. Para la ropa blanca de hogar se aprovechaban las cenizas del fuego, que contribuían a dar blancura como la lejía.
Ca l’Estanyet tiene balcones y estripagecs, unos elementos de hierro forjado que se colocaban en las ventanas y tenían una función de seguridad. Los balcones son un elemento importante de la fachada y nos aportan información acerca del nivel económico de sus propietarios. Los balcones de madera se asocian a casas de nivel económico bajo, y los balcones de hierro a casas con más recursos. El hierro de los balcones es un material importante en la historia de Andorra, asociado a las ferrerías como la Farga d’Andorra, ubicada en el Valle del Madriu.
La era de Cal Ricart es un buen ejemplo de los materiales utilizados en las construcciones tradicionales, materiales autóctonos como la piedra, un material básico de la construcción de la casa andorrana, abundante y de fácil obtención. Se utiliza sin trabajar y unida con arcilla y cal en las paredes exteriores. Sólo se tallaba la piedra en la construcción de los umbrales y de los ángulos externos de algunas casas, en los que era necesario que el muro fuera más compacto.
Esta era, como otras construcciones de este conjunto arquitectónico de Engordany, es funcional, práctica, se adapta al medio, está construida con materiales locales y carece de decoraciones.
El sistema económico tradicional de Andorra estaba basado en una economía de subsistencia, centrada en la explotación agrícola y en la cría de ganado y limitada por el clima de alta montaña y el aprovechamiento de los pocos recursos disponibles. El paisaje cultural resultante de estas actividades se conserva parcialmente en Engordany. Siguen quedando testimonios de los usos y costumbres de la Andorra de finales de siglo XIX y principios de siglo XX. La antigua era del Rafel puede considerarse el inicio del conjunto de Engordany, declarado conjunto arquitectónico de interés por el Comú de Escaldes-Engordany, con construcciones que recuerdan las actividades agropecuarias de la Andorra tradicional, antes de los años 1950, cuando a causa del boom económico Andorra pasa de ser una sociedad agrícola y ganadera a ser una sociedad basada en el turismo, el comercio, la banca y la construcción.
La plaza de Santa Anna era hasta hace poco el centro neurálgico de la vida en Escaldes. Actualmente, la intensa vida de la plaza se recuerda únicamente por la Fiesta Mayor – sobre todo el 26 de julio, festividad de Santa Ana, cuando en la plaza se celebra el baile de Santa Anna.
La plaza contiene varios elementos que cabe citar: la fuente de agua caliente, la cruz de Santa Anna o el desaparecido Hotel Pla, establecimiento hotelero a la hora de ofrecer el recurso del agua termal a los viajeros de finales de siglo XIX.
En la calle Carrer d’Engordany se encuentra la Casa Xurrina, de 1948, un ejemplo de la llamada arquitectura de granito, nombre que viene dado por el material básico utilizado para su construcción. La estética de estos edificios es muy clásica y tiende a la simetría en la disposición de los elementos de la fachada. Este estilo se desarrolla entre los años 1939-1960, unos años de importantes transformaciones en el país.
El puente de Engordany era y es uno de los puntos que marcan la separación física de ambas localidades, pero también era un punto de unión. El puente de Engordany es de piedra, construido en 1785 tras la destrucción del puente anterior por una riada en 1772. Al lado del puente se encuentra la Casa Jaume de Roca, sede del Archivo Histórico desde el año 2001.
Engordany
Centro de Arte de Escaldes-Engordany
Tel.: (+376) 802 255
Facebook: @escaldesengordany.comu
Twitter: @comuee
Instagram: eecultura
Itinerario libre.