Esta ruta guiada artística tiene como objetivo reivindicar el arte barroco y darle la visibilidad que se le ha negado por parte de comisarios de exposiciones, directores de grandes museos y teóricos del arte. La ruta comienza en el exterior de la iglesia parroquial de Ordino, se desarrolla por el centro de Ordino y termina en la capilla del Museo Casa de Areny-Plandolit.
Ante la admiración que propicia el arte románico, el barroco pasa a menudo a un segundo plano.
Por otro lado, la producción artística barroca en Andorra destaca por su buen estado de conservación en comparación con el arte románico que salió peor parado: sustituido por este primero, se tapó, arrancó, reemplazó... Efectivamente , a partir de mediados del siglo XVII, el barroco representa una nueva exaltación artística en los Valles de Andorra, símbolo de una renovada vitalidad de la Iglesia católica y del papado. Aporta nuevas formulaciones, materiales más suntuosos, formas más complejas e imágenes impactantes y fascinantes.
Las visitas, para grupos especiales, pueden reservarse escribiendo un correo electrónico a reservesmuseus@govern.ad.
Elementos del itinerario
Aunque pueda recordarnos a una edificación románica, la primera referencia documental que tenemos de la iglesia actual data de 1575. En el siglo XVIII se modificó el número de capillas y en el XIX se rehizo parte del campanario y la nave.
Nos encontramos, pues, frente a un edificio del románico de inercia, pero en el interior del templo encontramos rejas de hierro, mobiliario litúrgico y capillas con retablos de estilo barroco.
En la iglesia de Sant Corneli y Sant Cebrià conservamos cinco retablos barrocos que decoran el ábside y las capillas laterales. Son de madera policromada y, en su mayoría, de pequeñas dimensiones y de autores no identificados.
Como puede apreciarse observando los retablos, el barroco reforzaba la utilización de las imágenes y los programas venían predeterminados, establecidos y estandarizados haciendo que las temáticas fueran muy comunes en toda Andorra y Cataluña. Se muestran escenas y personajes como el martirio y la pasión de Cristo, Dios Padre, los arcángeles Miguel y Gabriel, santos clásicos (Pere, Pau) pero también santos nuevos, promovidos después de Trento que, lejos de los peligros de idolatría, eran útiles para la predicación y la liturgia.
La familia Areny eran campesinos ricos que poseían una vasta extensión de tierras y mucho ganado.
Las alianzas matrimoniales de los Areny llevaron a la familia a tener un título nobiliario y convertir la casa solariega de Ordino en una verdadera casa noble con la construcción de una capilla y de una biblioteca.
La capilla privada nos muestra la gran religiosidad de la familia. Dedicada a la Virgen de los Dolores, encontramos además otra advocación de la Virgen, la del Carmen, representada en una pintura barroca de una gran calidad, datada del siglo XVIII, de pintor anónimo.
En esta vemos dos frailes franciscanos arrodillados, un paisaje que sirve para dar profundidad a la obra y la Virgen del Carmen con el niño Jesús en su regazo.
En el distribuido que nos lleva a la capilla, encima del marco de la puerta, encontramos un retrato de san Ermengol, con una rica capa pluvial y el báculo episcopal, datado de mediados del siglo XVII y atribuido al pintor Jerónimo de Heredia, el maestro de Ansalonga.
El maestro de Ansalonga era un pintor experto y con capacidad para crear rostros de gran expresividad y unos personajes solemnes y verosímiles.
Algunas casas de familias adineradas tenían capillas. Para constuir una capilla, además de los recursos necesarios, era necesario un permiso de la Iglesia. Las edificaciones eran consagradas como auténticas embajadas del cielo en la Tierra y, como tales, debían quedar vertebrades dentro de la autoridad eclesiástica.
En Ordino, la primera capilla privada que se construye es la de la Casa Rossell. En 1779 el obispo de Urgell dio permiso para construir el templo y un año más tarde ya lo consagró.
Esta capilla de pequeñas dimensiones y de una sola nave está dedicada a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Es de planta rectangular orientada al noreste, con una pequeña sacristía adosada. Además, dispone de un coro desde el que se accede a un pasaje que comunica la casa con la capilla.
En su interior, hay una imagen de la Inmaculada Concepción. Se considera una de las piezas artísticas más destacadas del barroco andorrano y la creó un artista anónimo hacia mediados del siglo XVIII.
El contexto europeo de la Contrarreforma es clave para entender el arte barroco.
La Contrarreforma es la respuesta por parte del papado a la Reforma protestante de Martín Lutero, plasmada principalmente durante el concilio de Trento: clérigos, teólogos, obispos y arzobispos se reúnen para definir la doctrina católica, afianzar el poder del Papa y condenar a los reformistas protestantes . En el arte, la Contrarreforma católica supone un refuerzo del uso de las imágenes, cuestionadas por los protestantes, y se ejecutan obras cada vez más exuberantes, cargadas, doradas...
En Andorra, como en todas partes, la religiosidad y las prácticas devotas quedan marcadas por las directrices generadas por la Iglesia. Sin embargo, en Andorra, el barroco se desarrolla a partir de mediados del siglo XVII, un siglo más tarde que el resto de territorios, en un momento de cierta efervescencia económica y demográfica.
Aquí no encontraremos grandes edificaciones, se abraza el estilo a partir de retablos, rejas de hierro, objetos litúrgico... de humilde calidad adaptada al contexto rural del país donde predomina la repetición en vez de la creatividad.